lunes, 14 de noviembre de 2011

Al otro lado del cristal.

Ya comenté en una ocasión lo especial que fue mi visita el año pasado al Museo Reina Sofía, pero no he llegado a escribir sobre obras o autores concretos que me sorprendieron (la verdad aún no entiendo el por qué).
En ese momento había una exposición temporal que comprendía principalmente el arte de postguerras.
Y bueno, ¿por qué escribir ahora sobre ello, casi después de un año?
Todos estamos siendo testigos o participes de los movimientos socio-políticos-económicos de los últimos meses (o años, si miramos con más perspectiva y en profundidad) y en mi cabecita hay una imagen que me visita recurrentemente.


Su autor es William Eugene Smith (1918-1978).  Pertenece a un ensayo fotográfico realizado en 1950 y publicado en abril de 1951 por la revista Life, llamado Spanish Village. En otra ocasión hablaremos más detenidamente de este ensayo, y el por qué una imagen no vale más que mil palabras.
En Spanish Village, Smith pretende mostrar una realidad vivida por el pueblo español bajo el régimen de Franco, llevado en gran parte por la actualidad política del momento. Pero no se centra en la grandes urbes (debido en gran parte a la dificultad de realizarlo por el control del régimen franquista), si no en el pueblo de Deleitosa, provincia de Cáceres.
Con estos datos en la cabeza, y la cercana observación de la fotografía, la primera idea que cruzó por mi cabeza fue la esperada: Pobres gentes… ¿cómo ha es posible que hayamos cambiado tanto?
Acto seguido hice una fotografía (sí, dejan hacer fotos salvo al Guernica, no sé si comentaré mi parecer…) y al contemplar el resultado me ví a mi misma reflejada sobre el cristal que protege la fotografía. Se activó algo, y me dije: Soy nieta directa de aquellas gentes que me parecen tan lejanas, pero no reconozco en ellas las caras de mis abuelos…
Hice el esfuerzo de eliminar de aquellas figuras sus añejos y negruzcos ropajes, afinar esas pieles curtidas por el sol del campo extremeño,  suavizar ligeramente esas ásperas miradas, y sí, ahí estaban ellos, mis/nuestros abuelos.
En ese instante pude reconocer, no solo a mis familiares cercanos, si no aquellas historias que me contaron en su momento, aquel momento que se nos antoja tan lejano.
Pero ese es nuestro pueblo, nuestro país. Ahí lo podemos ver, en una “instantánea” tomada tan solo en lo que se supone una cagadita de mosquito en la historia universal.
Y bueno, el mirarme desde el otro lado, reflejada en el cristal protector, y poder ver en un instante todo lo conseguido y todo lo perdido… Esta idea…
Y es que hoy nos ahogamos en esta vida urbana, con nuestras deudas, nuestro paro, nuestros abusos, nuestro consumismo desmedido… Y pienso en ellos, en ese otro lado, ¿qué nos dirían en ese justo momento? Y creo que sus respuestas no nos valdrían, porque parte del hoy es fruto de su presente, pero aún así, sé lo que nos dirían, y sé que tendrían razón.

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