lunes, 2 de enero de 2012

Doce uvas, un nuevo propósito

Cambiamos de año y nos invade la sensación de volver a empezar, el inicio de algo nuevo. Es una percepción del tiempo algo absurda si tenemos en cuenta que es totalmente ajeno al espacio-tiempo, fruto de nuestras limitaciones numéricas.
Pero sea lo absurdo que quiera ser (la lista de sandeces es interminable en el ser humano) resulta positivo, en según quién, reflexionar sobre nuestras actitudes o aptitudes, nuestra gestión del tiempo, las ocupaciones que deberíamos o necesitamos hacer…
Pero como todo, es relativo… Así que cada uno empiece el año nuevo como le venga en gana, con nuevos propósitos y promesas que se cumplirán o no, eso depende de cada uno de nosotros, de nuestras convicciones, de nuestras fuerzas o…

Por mi parte no hay nuevos propósitos, ni promesas o buenos deseos, los que tengo, los tengo desde hace tiempo, y sigo trabajándolos… que no es poco y que siga así.
Quizá deberíamos plantearnos que cada día nuevo es un día donde volvemos a empezar, el inicio del resto de nuestras vidas… y quién sabe, a lo mejor cenar todas las noches doce uvas es el secreto del éxito personal.



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