Y me encontré nadando en mares antiguos, donde el agua había perdido su nitidez, y recordé una vez más, que el tiempo no se detiene.
Decidí entonces descender a sus profundidades para poder contemplar los restos de civilizaciones pasadas.
Entre columnas y bustos, recordé una vez más, que lo hoy tenemos, mañana lo buscarán nuestros hijos, quizá idealizando lo que nosotros rechazamos, odiando lo que nosotros glorificamos.
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